¿Quién soy?

23 de Junio de 2024

Supongo que tenía que empezar con la pregunta más trillada para poder darme a conocer, pero la verdad es que no hay manera más sencilla de empezar.

Nací y crecí en México, y a pesar de vivir en un país que para nada es tranquilo, me atrevería a decir que gran parte de mi vida fue de lo más normal y sin muchos momentos impactantes, pero desde que tengo uso de razón, la vida me parecía una gran aventura para descubrir y explorar todo lo que pudiera imaginar, pero como a muchos, mientras crecía todo parecía que me orillaba a tomarlo con calma y que eventualmente llegaría el momento en que podría hacer tantas cosas que soñaba.

Por mucho tiempo así lo creí, cumplía con lo que se esperaba de mí, ya fuera en la casa, escuela, con mi familia, mis amigos o sociedad, conforme los años fueron pasando y ya había cumplido con lo que supuestamente me ayudaría a irme acercando a todo eso que alguna vez soñé, me terminé dando cuenta que nunca me había sentido más perdida y alejada de lo que quería lograr en mi vida.

No puedo negar que formo parte de esa población privilegiada que tuvo la oportunidad y la capacidad de estudiar una carrera profesional, encontrar un trabajo, bien pagado, a los pocos meses de haberme graduado y que me ayudó a poder independizarme, pero con gran dolor puedo compartir que, a la vez que iba logrando todo esto, terminé perdiendo las ganas de hacer lo que me gustaba, de tener energía para pensar en lo que me emocionaba y eventualmente dejé de verle el sentido a todo lo que hacía.

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"Nunca me había sentido más perdida y alejada de lo que quería lograr en mi vida"

Recordar los sueños que me formé entre los 10-14 años, fue lo que me hizo conectar con aquello que me hacía sentir emoción y energía por vivir. Aquí es donde las decisiones menos lógicas empezaron a tomar forma. En una serie de extraños acontecimientos, mientras me pedían unos documentos en el trabajo para prepararme para lo que sería parte de mi crecimiento profesional, decidí hablar con mi jefe y le dije que agradecía la oportunidad pero que tenía que rechazarla porque tenía otros planes en los próximos meses, que eran irme al extranjero por tiempo indefinido. Lo cierto es que no tenía nada planeado.

Le di mi anuncio a mi jefe a finales de octubre de 2019 y decidí que mediados de febrero de 2020 sería el fin de mi contrato y en marzo de 2020 volaría a Australia. En ese momento me pareció el momento justo para hacer este cambio porque no quería demorarme tanto o por miedo a que alguien quisiera persuadirme a cambiar de opinión.

Para mi suerte, me ayudé de una agencia para la parte del papeleo, así que el proceso terminó siendo muy sencillo. Para las vacaciones de diciembre ya solo me tocaba esperar que me aprobaran la visa y fue cuando apenas le conté a mi familia y amigos sobre mis planes y aun cuando todavía no estaba confirmado, la simple idea me emocionaba y hacía creer que en verdad podía ser posible.

"La simple idea me emocionaba y hacía creer que en verdad podía ser posible."

Aquí quiero recalcar lo importante que es decir cuando algo todavía no está confirmado y todo puede cambiar. El verano de 2019 de diciembre a febrero de 2020, fue conocido como ‘Black Summer’, pues lamentablemente los incendios forestales que comúnmente suceden en el país, ese año fueron casi incontrolables hasta lograr que el humo se propagara a las ciudades principales, lo cual se volvió histórico y preocupante, los hogares de muchas personas y fauna en zonas rurales se vio pérdida. Por mi parte yo solo quería irme ya para poder salvar koalas. Aun con un desastre así de grande yo quería verme ya en Australia.

El inicio de 2020 no empezó mejor en otras partes del mundo, las noticias de un extraño virus que estaba surgiendo en China y del que no se sabía mucho iba tomando más fuerza en los noticieros. Casualmente, en enero de 2020 (yo ya lista para mi último mes y medio de trabajo), mi jefe junto con otros socios, hicieron un viaje de negocios a China y cuando volvió le pregunté entre broma (y una muy mala) si no había regresado con ninguna sorpresa (refiriéndome a un posible virus). Aclaro que, en ese momento, la situación solo se sabía que estaba ocurriendo en China, por suerte mi jefe y los demás socios regresaron sanos y salvos y yo me encontraba de buen humor porque me acababan de aprobar la visa para Australia.

"Aun con un desastre así de grande yo quería verme ya en Australia"

En cuanto llegó febrero, la situación cambió por completo. Rumores de que el virus estaba llegando a otros países se empezaba a escuchar, y aunque seguía sin saberse mucho, lo cierto es que en cuestión de días los rumores cambiaron a confirmaciones y la situación se empezaba a ver más complicada y desconcertante.

Cuando terminé mis días en el trabajo y me despedía de compañeros y amigos en Ciudad de México para mudar mis cosas, pasar mis últimos días con mi familia y tener una despedida de aquellas personas y lugares que habían sido significativos para mí me empezaba a preocupar que las noticias hablaban de cómo la situación con el virus iba empeorando.

1ro de marzo de 2020

Vuelo al amanecer de la Cdmx

Lo cierto es que intenté lo más posible en no pensar en las consecuencias de que el virus llegara también a México o Australia, solo le pedía a Dios y al universo que me dejaran llegar a Australia y que después podían destruir el mundo si querían. Siento que mi deseo lo pedí con tanta fuerza que de alguna forma se cumplió. Mi vuelo salió el 1o de marzo de 2020, haciendo escala en Vancouver, donde me tocó empezar a ver cómo iban separando a la gente con cubrebocas o por si venían de un vuelo de China. Por mi parte ya me sentía a medio camino y decidí concentrarme en solo llegar a mi destino.

El siguiente vuelo, que sería el más largo que tomaría en mi vida (15 horas para ser exacta), fue placentero, conocí a la chica que iba a mi lado y tuvimos una plática muy amena y me motivé para lo que se avecinaba en mi viaje. Cuando aterrizamos en Sídney, parte de mí no lo podía creer, ¿en verdad me encontraba ya en esa ciudad con la que tanto había soñado de niña?

"Hasta que no viera la Casa de la Ópera con mis propios ojos, sabía que creería lo que estaba viviendo."

La bienvenida de los que me recibieron en mi hospedaje y la agencia que me ayudó con el papeleo había sido muy agradable, pero nuevamente no sabía lo que estaba a punto de empezar en mi nuevo destino. Llegué el 3 de marzo 2020 a Australia, y con firmeza puedo decir que mi primer y última semana conociendo Sídney, como lo era antes de declararse cierre total, fue todo lo que esperaba vivir.

El gobierno australiano había anunciado que las fronteras quedarían cerradas para entrada de los extranjeros a partir del 20 de marzo y dado que la situación efectivamente ya se había salido de control a nivel mundial, mucha gente se regresó a sus países de origen y yo llegué a pensarlo también. Había logrado vivir mi sueño de conocer y ver con mis propios ojos la ciudad que tanto añoraba, y aunque realmente me sentía satisfecha con la situación y pude haberme regresado a México, tomé una decisión que me hizo sentido en ese momento.

"Decidí quedarme y simplemente dejar que todo lo demás tomara su curso"

Y aunque ahorita podría decirlo así de fácil, la verdad es que, si por cualquier cosa hubiera decidido tomar un vuelo distinto, seguir trabajando otro mes para poder tener más ahorros o quedarme unos días más para extender mi tiempo con mi familia y amigos, lo cierto es que no hubiera logrado hacer el viaje que tanto quería.

Los meses y mi experiencia sobre haber vivido la pandemia en un país extranjero al que había llegado por primera vez, la dejaré para otra ocasión, pero en esta historia, y si es que llegaron hasta el final, quería poder compartir los momentos que me han hecho creer que me estoy trazando un camino. Que aun cuando este proyecto no tenía vida en ese tiempo, las experiencias que se iban formando eran las necesarias para todo fuera tomando forma.

6 de marzo de 2020

Primer visita a la Casa de la Ópera


Probablemente algo en esta historia de más idea de la persona que fui, de la que me iba formando y de la que me estoy convirtiendo hoy en día. Probablemente estés pasando por una situación de incertidumbre o en la que te quieras reinventar y algo en estas palabras te ayuden a visualizar eso que quieres lograr. Con confianza, te puedo decir que aun con desastres naturales y con una pandemia a punto de estallar no me impidieron cumplir un sueño tan genuino que tenía.

Y no, está historia no es para alimentar la ilusión de que todo es posible. Lo cierto es que no es fácil cumplir aquello que quieres, pero creo que, algunas veces es posible cumplir los sueños locos e imposibles, aun cuando nos sintamos más que perdidos y sin idea de cómo vaya a resultar.

- Todos tenemos algo por contar.

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Sobre mí

¡Hola! Soy Astrid y te invito a conocer este pequeño-gran espacio que cree.

Disfruto de conocer lugares nuevos y experimentar todo aquello que siempre imaginé poder hacer.

Soy una soñadora que no puede quedarse quieta y este espacio es solo otra extensión de todo aquello que siempre quise hacer.